El estrés es la reacción fisiológica de tu organismo en el que entran en juego diversos mecanismos de defensa para afrontar una situación que se percibe como amenazante o de demanda incrementada. El estrés es una respuesta natural necesaria para la supervivencia. Cuando esta respuesta natural se da en exceso se produce una sobrecarga de tensión que repercute en el organismo y provoca la aparición de enfermedades y anomalías patológicas que impiden el normal desarrollo y funcionamiento del cuerpo humano.
La respuesta al estrés es nuestra particular forma de afrontar y adaptarnos a las diversas situaciones y demandas que nos vamos encontrando, es una respuesta que aparece cuando percibimos que nuestros recursos no son suficientes para afrontar los problemas.
En muchas ocasiones cuando nos encontramos ante elevados niveles de estrés, nos sentimos incapacitados para poder hacer lo que debíamos hacer y bloqueados para poder controlarlo.
Algunos determinantes son:
• El factor estresante
• La evaluación del sujeto: Esto es como lo percibimos subjetivamente, si nos parece muy grave, incapacitante o que pueda tener graves consecuencias.
• La interacción entre el factor estresante y el sujeto
Tipos de factores estresantes
• Estímulos externos: problemas económicos, familiares, exceso de trabajo, temor, perdida de un ser querido, de un trabajo, una mudanza, etc.
• Estímulos internos: pertenecen al dominio psicofísico del individuo, como por ejemplo, un dolor intenso, una enfermedad, sentimientos de inferioridad, problemas sociológicos, entre otros.
Para cada individuo la fuente que provocara la cadena de estrés es muy particular y puede diferir de una persona a otra, pero diversos estudios indican que hay una serie de sucesos que estresan a la mayoría de los seres humanos:
Sucesos vitales intensos y extraordinarios: muerte de un familiar, divorcio, nacimiento de un hijo, enfermedades o accidentes, mudanza, etc.
Sucesos diarios de menor intensidad: atascamientos de tránsito, ruidos, discusiones con compañeros o pareja, etc.
Situaciones de tensión mantenida: enfermedad prolongada, mal ambiente laboral, disputas conyugales permanentes, dificultades económicas sostenidas, etc.
El origen del estrés
1. Nuestro entorno
El entorno nos bombardea constantemente con demandas de adaptación, viéndonos obligados a soportar el ruido, las aglomeraciones, las exigencias que representan las relaciones interpersonales, los horarios rígidos, las normas de conducta y muchas otras amenazas, deberes o responsabilidades.
2. Nuestro cuerpo
Cuando el cuerpo detecta una amenaza (tanto real como imaginaria) se desencadenan respuestas fisiológicas para permitir, en primer momento, una respuesta básica y adaptativa de supervivencia de lucha o huida.
Cuando estamos permanentemente estresados estas respuestas ya no son adaptativas e interfieren en nuestra vida cotidiana, sobre todo en las respuestas fisiológicas típicas como: alteraciones en el patrón respiratorio, excesiva tensión muscular, palpitaciones, dolores en el pecho, hormigueos en las extremidades, sofocos o escalofríos, cansancio, etc,.
3. Nuestros pensamientos
El modo de interpretar y catalogar nuestras experiencias, el modo de ver el futuro puede servir tanto para relajarnos como para estresarnos. Pregúntate a ti mismo ¿Cuáles son los pensamientos que ocupan tu cerebro la mayoría del tiempo? Y ¿Cómo te hacen sentir?
Las características individuales de cada individuo como su personalidad, experiencias pasadas, cognición, etc. hacen que este vea las situaciones, las interprete a su manera y reaccione ante ellas.
Diferencia entre estrés y ansiedad
La causa del estrés es la presencia de un factor estresante. La ansiedad es el estrés que continua después de que el factor estresante ha desaparecido, es una respuesta emocional de aprehensión, inquietud que se produce ya en ausencia de un estimulo claro.
Tipos de estrés
Estrés agudo
• Es a corto plazo y desaparece rápidamente, provoca una adecuada activación, necesaria para culminar con éxito una prueba o situación complicada.
• Es un tipo de estrés positivo. Sucede cuando hay un aumento de la actividad física, el entusiasmo y la creatividad. Por ejemplo, practicar un deporte que te gusta o afrontar algún reto o situación que consideras excitante.
• Es adaptativo y estimulante, necesario para el desarrollo de la vida en bienestar.
• Ayuda a mantener alerta y controlar las situaciones peligrosas.
Estrés crónico.
• Cualquier tipo de estrés que continúa por semanas o meses.
• Puedes acostumbrarte tanto al estrés crónico que no te das cuenta que es un problema.
• Si no encuentras maneras de controlar el estrés, este podría causar problemas de salud.
¿Qué pasa en tu cuerpo?
• Tu cuerpo reacciona liberando hormonas que hacen que tu cerebro este más alerta, tus músculos se tensionen y aumentan tu pulso, preparándose para actuar ante una situación que causa el estrés.
• A corto plazo estas reacciones son buenas es la manera que tu cuerpo se protege a sí mismo.
• Cuando tienes estrés crónico, tu cuerpo se mantiene alerta incluso cuando no hay peligro. Con el tiempo, esto te pone en riesgo de problemas de salud, ya que afecta muchos sistemas y aparatos de nuestro cuerpo: hormonales, cardiovasculares, musculares, digestivos, etc.
El estrés puede causar síntomas físicos y emocionales como son:
• Presión arterial alta
• Insuficiencia cardíaca
• Diabetes
• Obesidad o perdida excesiva de peso
• Depresión o ansiedad
• Problemas de la piel, como acné o eczema
• Problemas menstruales
• Tensión muscular que te predispone a una lesión más fácilmente
• Cansancio crónico
• Trastornos de sueño
• Problemas de memoria
• Dolores de cabeza
• Falta de energía o concentración
• Problemas sexuales
• Tensión en cuello o mandíbula
• Problemas digestivos como diarrea, estreñimiento o inflamación abdominal
• Consumo de alcohol o drogas para una falsa sensación de bienestar
¿Cómo podemos combatir el estrés?
El mejor método para combatir el estrés se basa en conocerlo bien. La parte fundamental es aprender a identificar que sentimos, que lo está generando y qué consecuencias tiene en mi persona.
Existen diversas técnicas de relajación que ayudan a reducir los niveles elevados de estrés:
• Técnicas activas o físicas: Trabajan desde el músculo hacia la mente y tienen el objetivo de reducir el tono muscular.
• Técnicas pasivas o mentales: Trabajan de la mente al músculo, con el fin de tener un mayor dominio sobre el control mental.
Bibliografía
Lazarus, R., & Folkman, S. (1986). Estres y procesos cognitivos. Barcelona: Martinez Roca.
Selye, H. (1960). La tension en la vida (el estres). Buenos Aires: Fabril Editora.
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Durante esta cuarentena recuerda mantener sano tu cuerpo al igual que tu mente.