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La tensión muscular es la rigidez muscular provocada por la contracción continua de uno o más músculos, incluso en reposo, que se opone al estiramiento del músculo por la gravedad. Se genera por medio del reflejo miotatico muscular, pero teniendo una importante modulación mesencefálica y cerebral.

El aumento de la tensión muscular puede estar originado por diversas enfermedades articulares, neurológicas, viscerales, etc., así como por lesiones y traumatismos. Pero también, sin lesión o enfermedad, puede estar condicionada por diversos factores como las sobrecargas funcionales, desequilibrios postulares y estáticos, alteraciones psicológicas, estrés y otros.

¿Cómo se produce la tensión muscular por estrés?

La transmisión de una señal de una emoción negativa a nivel corporal se da en cuestión de segundos. Cuando nos estresamos, se tensan automáticamente los músculos faciales como los de la mandíbula y los que rodean los ojos y la boca, así como los músculos del cuello y la espalda. Los músculos son puestos en tensión preparando el cuerpo para reaccionar y luego se relajan cuando la situación estresante ha desaparecido. Es una reacción refleja natural del organismo para protegernos que no es dañina.

Cuando el estrés se convierte en un estado crónico, los músculos jamás se relajan manteniéndose en un estado de tensión constante.
El proceso de tensión muscular, se da a través de un complejo sistema de comunicación intracelular, liberando en la fibra muscular excitada moléculas que activan la energía química que será la responsable de que se acorte la fibra muscular y se produzca la contracción. Cuando el estímulo nervioso cesa, la liberación de estas moléculas cesa y se inicia un proceso de reabsorción y el músculo alcanza el estado de reposo. Cuando el aumento de tensión es constante y prolongado no permite el proceso de reabsorción adecuado llevando a la acumulación de ácido láctico y metabolitos tóxicos en el musculo. El cuadro se empeora con la falta de movimiento, que disminuye aún más el flujo sanguíneo y la oxigenación. Así caemos en un círculo vicioso.

Síntomas

La tensión muscular por estrés puede presentarse con síntomas simples como molestias, dolor en área afectada, incluso rigidez general. Se ha asociado con el dolor de cabeza, dolores musculares crónicos, contracturas e incluso espasmos musculares. Cada vez hay más personas que sufren condiciones dolorosas crónicas debido a los trastornos musculo-esqueléticos.

Algunos síntomas frecuentes son:
• Calambres en las piernas
• Dolor de cabeza
• Ansiedad en general

Áreas frecuentemente afectadas por la tensión muscular por estrés

Mandíbula: Las emociones como la ira y el estrés suelen hacer que apretemos la mandíbula y los músculos alrededor de la boca. Lo hacemos sin darnos cuenta pero con una gran fuerza.

Entrecejo: Cuando estás tenso o preocupado, es usual que frunzas el entrecejo, lo cual añade una gran tensión muscular a la zona de la frente que suele dar pie al dolor de cabeza tensional.

Cuello y hombros: Las fibras medias del trapecio son las que forman “el triángulo” que va desde el cuello a los hombros. Sí, es esa zona que te tocas cuando estás muy cansado, y es habitual que duelan. También hay otros músculos presentes en esa zona, como el angular, o elevador de la escápula.

Todos estos músculos acumulan tensión con actividades como uso continuado del ordenador, sostener con el cuello el auricular mientras hablamos por teléfono y queremos dejar las manos libres, realizamos actividades con los brazos como cargar peso, etc. Además, es una zona donde el estrés, las prisas y la tensión emocional se convierten en tensión física.

Espalda: El estrés también interfiere en la coordinación de los grupos musculares que intervienen en el funcionamiento de la espalda. Lo normal es que los abdominales y la musculatura paravertebral se coordinen entre sí para mantener una postura o conservar el equilibrio durante el movimiento.
Sin embargo, esa coordinación depende de reflejos nerviosos, de manera que el estrés afecta la coordinación de esos reflejos y hace que la musculatura se contraiga inadecuadamente, lo cual favorece las contracturas musculares por estrés.

¿Qué especialista lo trata?

El fisioterapeuta es el especialista que se ocupa de los problemas ocasionados por la rigidez muscular. Podrá ayudar al paciente con sesiones de masoterapia, ejercicios destinados a aflojar las contracturas y otras técnicas que forman parte de su arsenal de herramientas terapéuticas.

¿Cómo evitar la tensión muscular por estrés?

Es mejor prevenir que curar. Por eso, si bien los ejercicios terapéuticos ayudan a aliviar la tensión muscular por estrés, lo ideal es asumir un estilo de vida que nos proteja de la ansiedad y sus consecuencias.
En muchas ocasiones eso implica realizar un cambio radical a nivel interior y asumir que no siempre es posible cambiar la situación, pero podemos cambiar la manera de reaccionar ante ella, y eso puede ser suficiente para lograr la serenidad y paz interior.

1. Aprende a priorizar:

• Tener claro lo que es importante en tu vida, posibilita organizar mejor tu jornada y dejar de preocuparte tanto por esas pequeñas tareas que pueden convertirse en un auténtico agujero negro por el que se escapa tu tiempo y energía.

• Aprender a delegar y confiar más en los demás. Pide ayuda y delega todas aquellas responsabilidades que no te corresponden, tanto a nivel profesional como personal. Cuando todos asumen sus responsabilidades, todo fluye mucho mejor.

2. Reestructuración cognitiva:

Es una técnica eficaz para asumir las situaciones potencialmente estresantes de manera más objetiva. Se usa para identificar y corregir los patrones de pensamiento negativo que alimentan el estrés. Es necesario un duro trabajo interno para identificar las creencias irracionales que nos ponen en estado de estrés, y ponerlas en tela de juicio con interrogantes, como por ejemplo: ¿Qué es lo peor que podría pasar si ese pensamiento se hace realidad? O ¿Cuáles son las probabilidades reales de que ese pensamiento se vuelva un hecho?

3. Practica técnicas de relajación:

Es casi imposible evitar el estrés, por tal razón es necesario tener a mano técnicas de relajación que ayuden a aliviar las tensiones. Es conveniente que al menos tres veces a la semana apliques métodos, como la técnica de relajación muscular progresiva de Jacobson o ejercicios de respiración.